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Los guardacostas estadounidenses se mantienen “optimistas”, pero la situación se vuelve cada vez más complicada para los pasajeros del pequeño sumergible de aguas profundas de la empresa privada OceanGate Expeditions, con oxígeno de emergencia.

Arthur Loibl contó que su inmersión tuvo problemas de batería, lo que retrasó el viaje, y en total duró 10,5 horas. También reveló que algunos pasajeros pagaron y no pudieron ver el barco hundido.

Mientras continuaba la operación internacional de búsqueda de un sumergible que desapareció cuando se dirigía a los restos del Titanic, un hombre que fue uno de los primeros clientes de la compañía del vehículo describió la inmersión que hizo en el lugar hace dos años como una “operación kamikaze”.

“Hay que estar un poco loco para hacer esta clase de cosa”, dijo Arthur Loibl, aventurero alemán y empresario retirado de 61 años.

Loibl dijo a The Associated Press que había tenido por primera vez la idea de ver los restos del Titanic durante un viaje al Polo Sur en 2016. En ese momento, una compañía rusa ofrecía inmersiones por medio millón de dólares.

Después de que OceanGate, con sede en el estado de Washington, anunciara su programa un año más tarde, él aprovechó la oportunidad y pagó 100.000 dólares por una inmersión en 2019 que se canceló cuando el primer sumergible no resistió las pruebas previas.

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