0 3 min 8 meses

La inflación es sin duda el mayor problema de la economía de los argentinos. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) que mide el INDEC, el alza en los valores de los alimentos y bebidas sin alcohol es el más preocupante, que saltaron en la medición de febrero 9,8 puntos para cerrar el primer bimestre con un aumento del 17,2%, muy por encima de la medición general de los precios. Y lo peor es que en marzo las subas podrían seguir por encima de lo sucedido en el mes anterior.

En este sentido, las carnes tienen su peso propio dentro de la inflación, generando en algunos casos un fuerte impacto que puede sumar algunos puntos al IPC. Como en febrero fue la carne vacuna la que lideró las subas, en marzo lo fue la de pollo, por un motivo casi insospechado: la ola de calor. Según el presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), Roberto Domenech, de enero a la fecha, el precio del kilo de pollo que salió desde los frigoríficos pasó de $420 a $520, lo que implicó un encarecimiento del 22%, que al público significó entre un 25% a 30%, con una gran proporción de los incrementos concretados durante este mes.

Según el último informe sobre precios del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA), durante febrero el precio del pollo fresco tuvo nulo movimiento respecto a enero y el kilo, en promedio, se ubicó en $444 al público. Hoy, en algunas cadenas de supermercados, el producto se consigue a un valor que oscila entre los $500 y $600, mientras que en negocios de cercanía ese precio supera los $700 y llega a picos de más de $800. La pata y muslo, dependiendo el punto de venta, se vende entre los $600 y $700 el kilo promedio, mientras que la suprema puede ir de los $1.700 a $ 2.500 el kilo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *