
La inflación no solo se resiste a bajar, sino que incluso muestra presión al alza. Tras el salto a 6,6% de febrero, en marzo la proyección es que estaría cerca de 7 por ciento. Anualizando los datos del primer trimestre, la inflación proyecta un 113% para el año.
Pero hubo un dato peor: la canasta alimentaria aumentó 11,7%, un verdadero golpazo para las familias de menos recursos, aquellas que históricamente conformaron el núcleo duro del kirchnerismo.
No se acaban allí los problemas. Los efectos de la sequía ya se hacen notar y se acentuarán en los próximos meses. La falta de dólares llevó al Banco Central a desprenderse de casi USD 900 millones en lo que va de marzo. La reducción de la meta de reservas que ya entra en vigencia en el primer trimestre, con una disminución de USD 3.500 millones respecto a la original, fue un reconocimiento de la escasez de divisas que deberá enfrentar la economía este año.
La falta de dólares debilita todavía más al Banco Central. Pero además ya impacta en la recaudación, por la caída del comercio exterior y del nivel de actividad. Las nuevas proyecciones de los analistas indican que el PBI podría caer 3% este año o incluso más. Esto se debe a la recesión que afectará al campo y que derrama sobre otros sectores, desde fletes hasta neumáticos, pasando por venta de combustibles y la actividad portuaria.
La consultora EcoGo, de Marina dal Poggeto, estima que en un escenario benigno la economía caería 3,5% y en uno complicado el derrumbe podría llegar a 4,5 por ciento.