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Tras el tenso y catártico encuentro del jueves de la semana pasada entre los principales líderes del Frente de Todos -excepto por Cristina Kirchner-, Alberto Fernández postergó indefinidamente la celebración de una segunda reunión, a contramano de los pedidos de dirigentes, tanto de su propio entorno como del kirchnerismo. En la Casa Rosada creen que por ahora la “mesa electoral” fue suficiente, y no vislumbran que haya quórum interno para realizar una nueva reunión de coordinación siquiera en los días posteriores a la apertura de sesiones ordinarias del Congreso.

En cambio, están enfocados en el discurso que brindará el Presidente el 1ro de marzo, sobre el cual brindan pocos detalles. Según admiten muy por lo bajo, ese día esperan una eventual señal de la vicepresidenta, que evitó opinar sobre la “mesa política” -de la que sí participó su hijo Máximo-, y se recluyó en el sur, pero regresará la semana que viene para participar de la Asamblea Legislativa. Mientras tanto, cada espacio funciona por separado y la posibilidad de una siguiente instancia de diálogo, coinciden desde ambos espacios, se difumina en el horizonte.

También quedó en “stand by” la convocatoria a una reunión con el resto de los partidos de menor envergadura que conforman el FDT, y que esperaban un llamado, a más tardar, esta semana. “Ahora estamos con la Asamblea”, alegó, para explicar la demora, un funcionario que participa de los intercambios de los últimos días con la Presidencia del Senado para dirimir, en principio, cuestiones administrativas.

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