
La propagación de la comúnmente llamada gripe aviar altamente patógena (HPAI), preocupa a los gobiernos y a la industria avícola por la devastación que puede causar en las manadas, la posibilidad de restricciones comerciales y el riesgo de transmisión a los seres humanos.
Este verano boreal se registró un número sin precedentes de brotes en aves silvestres y domésticas, que han causado una mortalidad masiva en las colonias de aves marinas de la costa norte del Atlántico, según un artículo conjunto de la EFSA, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades y el laboratorio de referencia de la UE.
La gripe aviar suele atacar durante los meses de otoño e invierno. Se transmite por las heces de las aves silvestres migratorias infectadas o por el contacto directo con piensos, ropa y equipos contaminados.